8 de enero de 2013
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Revista Medicos - Medicina Global
El 20 de noviembre se celebró la “9na. Conferencia General de Salud - Quo Vadis Salud”, que en su edición 2012 reunió a especialistas del sector bajo el lema “La salud no se negocia”. A través de las diferentes exposiciones de alto nivel académico, se hizo oír con claridad la voz de los diferentes representantes del sector.
El paro general anunciado para el martes 20 de noviembre no detuvo a los más de cuatrocientos asistentes que, desde las 8 de la mañana y durante todo el día, fueron llegando al City & Tower Hotel, sede de la “9na. Conferencia General de Salud - Quo Vadis Salud 2012”. Es que, como todos los años, la jornada, ofreció un panorama claro de las discusiones y los proyectos que cada sector del ámbito de la salud afronta por estos días. Con la consigna “La salud no se negocia” como su lema, la Conferencia congregó a especialistas y representantes de los diferentes subsectores, quienes expusieron la realidad de sus áreas y debatieron abiertamente para sentar las bases para una mayor integración del sistema de salud.
Luego del desayuno de bienvenida, fue el Dr. Daniel Maceira, Ph.D. en Economía por la Boston University, especialista en economía de la salud y organización industrial, quien tuvo a su cargo la apertura de la Edición 2012 de Quo Vadis Salud. Maceira, que además también es Licenciado en Economía y Profesor Titular de la UBA, Investigador del CEDES y Presidente Internacional de la Society for Equity in Health (ISEqH), aportó una perspectiva desde lo económico sin dejar de lado el marco en el que, expresó, debe entenderse siempre la salud: la equidad. En su presentación, Maceira contó con la coordinación del presidente de la Conferencia, Jorge Sabatini, y ahondó en las problemáticas que el sistema de salud enfrenta en nuestro país y en los desafíos de generar un ámbito federal integrado que genere aportes al sector. Su disertación, “Descentralización, financiamiento y equidad en el sistema de salud”, dejó en claro que, más que una cuestión de financiamiento, lo que afrontamos en nuestro país es un problema en la gestión y asignación de los recursos.
“En principio, señaló, trabajar en temas de economía de la salud genera una tensión entre la necesidad de satisfacer un derecho y cómo hacerlo efectivo”. Lo cierto, según expuso, es que hay restricciones financieras y operativas para garantizar el derecho a la salud: “La fragmentación desafía la capacidad para garantizar un sistema eficiente y equitativo. Es por eso que urge dar forma a un mecanismo de integración”.
FRAGMENTACION, INEQUIDAD Y GESTION
Más adelante en su disertación, Maceira comparó a la Argentina con Chile, la nación que más se nos asemeja en ingreso per cápita. En 2011, la Argentina tenía un ingreso per cápita de 1287 dólares y Chile, por su parte, estaba ligeramente por debajo de ese valor. Sin embargo, constató Maceira, con ese nivel la Argentina presentaba un índice de mortalidad de 14 por mil y Chile, de 9 por mil. “Esto nos dice que el problema no es necesariamente de financiamiento, sino que radica en cómo estamos gastando esos recursos.”
Ante esta situación, Maceira sugirió hacer una lectura doble del problema. En la dimensión horizontal de nuestro sistema sanitario, expuso, es que se hace patente la fragmentación: “Con la fragmentación, surge un problema de equidad porque no existe la posibilidad de hacer un pool de riesgo común, sino que cada uno se concentra en las necesidades de su grupo.” La dimensión vertical, por otra parte, evidencia las funciones: regulatoria, de financiamiento, de aseguramiento, de gestión y prestación de recursos. “El aseguramiento nos dice cómo se planea usar los recursos; si la función de aseguramiento está dispersa, más fragmentario y más ineficiente va a ser el sistema de salud”. En la cadena vertical se hace visible cómo la prestación de servicios está heredando conflictos que vienen de la gestión y de la estructura del aseguramiento, resaltó Maceira.
Luego de verificar la atomización que la gestión sanitaria sufre en nuestro país, Maceira analizó el gasto total en salud y su repartición. En efecto, el 68% son gastos provinciales, el 18% son nacionales y el 14%, municipales. “Las decisiones son de las provincias; el financiamiento del sistema de salud parte de las provincias. Por eso, cualquier reforma requiere un consenso”, enfatizó. Pero la brecha entre la provincia que más gasta y la que menos gasta en salud es de 9,4 a uno. Ante esta diferencia, el Estado Nacional tiene un rol compensatorio: transfiere más recursos a las provincias más pobres. “Esto es positivo, señaló Maceira, pero la mala noticia es que la que más recibe, Santiago del Estero, sólo recibe un 15% de su gasto total, es decir que, en gran medida, está corriendo con sus propios recursos”.
LA SEGURIDAD SOCIAL Y LA ECONOMIA
En relación a la seguridad social, Maceira señaló que “hay una buena y una mala noticia: la buena es que cuando a la economía le va bien, al sistema de seguridad social le va bien. La mala es equivalente, pero al revés: en momentos de vacas flacas, el sistema recibe el impacto”. Verificó esta influencia recorriendo el arco temporal desde los 90 hasta 2009. “A medida que el PBI sube, el nivel de desempleo baja, y eso tiene un efecto claro sobre la cobertura del sistema de salud”, sintetizó. De punta a punta de ese período, entre 1997 y 2009, el aumento en el porcentaje de cobertura fue de un 44% y entre 2002 y 2009 fue casi del 100%. “Necesitamos un programa para evitar esa dependencia; en la medida en que no tengamos políticas anticíclicas, estamos expuestos a tener gastos financieramente catastróficos”.
ATENDER, PERO TAMBIEN ATRAER
En cuanto al acceso al sistema, que incluye el acceso físico a centros médicos pero también la accesibilidad a medicamentos, Maceira brindó buenas nuevas. En acceso a medicamentos, por ejemplo, las cifras para atención primaria, oncológicos o retrovirales rondan el 100%. Pero el desafío, señaló, está en atraer a un 19% de posibles pacientes que, estando enfermos, deciden no recurrir al sistema de salud: “Eso no nos habla de la capacidad de atender que tiene el sistema de salud, sino de la capacidad de atraer”. Según Maceira, el desafío está, justamente, en lograr, mediante mecanismos de promoción, que esas personas se acerquen a los centros de atención y, así, ingresen al sistema sanitario.
FRAGMENTACION DE BASES HISTORICAS
En sus conclusiones, Maceira aportó una nueva mirada a la cuestión de la segmentación: “La fragmentación del sistema de salud argentino es tal que coexisten dos grupos de subsistemas.” En relación al grupo de subsistemas públicos, Maceira aseguró que su atomización se debe a la estructura federal constitutiva del país: una “unión de republiquetas en donde se delegan funciones desde Nación a las Provincias, y no al revés. Tenemos que avanzar en una reforma sectorial sabiendo que esa base nacional está presente”. Por eso, enfatizó, es hora de fortalecer entidades nacionales, como el COFESA y el COFELESA: “Hoy son espacios de debate, pero no son vinculantes en materia política; hay que fortalecer esta estructura, para que lo que se discute pueda aplicarse”.
Por último, Maceira destacó que, en salud, al contrario de lo que se suele decir en terminología económica, con eficiencia asignativa se logra la equidad. “En economía de la salud, asignar eficientemente los recursos es utilizarlos donde su productividad es mayor, y eso es una política de equidad porque implica invertir en la gente que más necesita.” .